
"La literatura es el consuelo que tenemos"
Esta entrevista la hice hace poco más de un año pero no se publicó. Tendría que haber salido con el número 10 (creo) de Libertalia pero nunca llegamos a imprimirlo. Con el paso del tiempo y en el desorden de carpetas y archivos de mi computadora la creí perdida pero hoy, de casualidad, la encontré. Aunque un poco tarde, comparto esta conversación con todos ustedes:
Isabel es una escritora talentosa, inusualmente bella, de ojos grandes y bonitos, con un pelo lizo, largo e hipnotizaste que se acomoda tras la oreja mientras me cuenta sobre “Dolorosa Ilusión” (Mesa Redonda 2014), su primera novela. Luce emocionada porque en unas horas partirá a Cusco para presentar el libro.
Al hablar con ella cambia, drásticamente, la idea que tenía antes de conocerla; la buena cantidad de lecturas acumuladas que lleva encima y las cosas inteligentes que salen de su boca me convencen que no es una niña crepúsculo más como sospeche, prejuiciosamente, en un primer momento.
Isabel entiende el oficio y es consiente que aún tiene mucho que aprender, mucho por escribir para mejorar. Entiende muy bien que el secreto de todo este asunto está en las lecturas y en la paciencia de artesano a la hora de la corrección.
Eres una chica bastante joven que lee y escribe en tiempos donde la gente joven no lee ni escribe. ¿Cómo fue que te interesaste por la escritura?
Siempre he escrito sin escribir, creo. Mi mente siempre ha tratado de imaginar, de ser muy distraída. Y siempre me ha encantado la literatura, desde muy pequeña. Ya luego, con el tiempo, como tú sabes, uno va teniendo autores de su preferencia. Y en el 2010, más o menos, ya empieza la idea de una novela. De ponerme los pantalones y empezar a escribir. Fue en el 2010 cuando yo cumplo 18 años.
¿Recuerdas que fue lo primero que escribiste seriamente, con dedicación?
El libro, la novela. Yo quería escribir una novela porque sentía que no me bastaban tres o cuatro páginas. Sabía muy bien a lo que me estaba metiendo. Tú sabes, Arequipa es una sociedad muy tradicional, que tiene esquemas estructurales bastante cerrados y no se abre mucho al arte. Cuando yo les cuento a mis papás la idea de que quiero escribir, ellos se asustaron un poco. (…) La idea típica es el miedo a “¿De qué vas a vivir? ¿De eso? ” Además hubo un tiempo en que abandone la universidad para dedicarme de lleno a ser escritora. Mi madre me advirtió que tenía que trabajar, que en la casa no podía estar de vaga. Aquí tienes que trabajar.
¿Pero tú no trataste de explicarle que la escritura, también, es un trabajo?
Si claro, pero fue difícil. Yo estaba en tercero de universidad, tenía recién 19 años. Yo le contaba, le decía: “Mamá, siento que lo mío es escribir”. Le contaba como en la universidad me pasaba el día escribiendo en papelitos y leyendo todo el tiempo en lugar de atender a las clases. Esa época del adolecente es muy significativa y en mi caso, sentí que mi corazón estaba en los libros; en coger un lápiz y escribir.
¿Tuvieron algo que ver tus padres con que eligieras estudiar psicóloga y no literatura?
No, yo no quiero estudiar literatura, mucho menos, acá en Arequipa. Todavía no tengo la necesidad de estudiar. Yo creo que el escritor se hace leyendo todos los días, escribiendo todos los días; ser terco, terco, terco leer hasta más no poder y un poco de inspiración también. Eso, me parece que es lo importante. Pero mis papas nunca me han frustrado. Al contrario, siempre me han apoyado.
¿Por qué escribiste dolorosa ilusión, hubo algún detonante personal?
Siempre, siempre hay un detonante personal. Heminwaig, por ejemplo, le decía Fitzgerald que uno tiene que exorcizar sus demonios. A veces uno no está de acuerdo con su vida, con la vida que le toco vivir. Por eso uno escribe, es el consuelo que tiene. La literatura es el consuelo que tenemos.
Ahora, durante el proceso creativo, la biografía suele colarse, inmiscuirse en lo que uno escribe ¿Qué tanto se inmiscuido tu biografía en Dolorosa Ilusión?
Yo creo que me hubiera gustado ser, en mi propia vida, tan arriesgada como Alicia. Mi personaje es bordelinde, es muy inconsecuente con sus actos, muy contradictorio y yo no soy así. Yo lo que trataba era de expresar toda la psicología de una chica, una chibola de 18 años que se tira a 15 o 20 hombres y de ahí puede estar tranquila y normal pero uno no sabe las historias que hay detrás. Creo que la biografía no se involucra más que en lo que refiere a la soledad. En eso si puedo decir que a mí me encanta mi soledad, me gusta mi espacio. Soy muy ermitaña, no me gusta que me invadan. Yo, con el libro, lo que quería era salir de mi misma.
Lo que te quería preguntar, tanto en el blog como en el libro hablas sobre un chico que se fue...
(Risas) Hay varios que se fueron en realidad.
¿Quería saber si sería posible que me cuentes un poco más sobre eso?
En el blog es otra cosa. Yo sé muy bien que puede ser considerado hasta un tipo de diario personal. Pero en la novela no, pues. En la novela hay tres hombres pero ninguno de los tres es realmente importante, son freelance, son así noma, rapiditos. Pero en el blog, es cierto: he citado algunos nombres como alter egos, pero son dos cosas muy diferentes; no tiene nada que ver con el libro.
Y ya para terminar ¿Qué tanto se parece el libro publicado al libro que querías escribir?
Mucho, mucho, pero he tenido que sacar lo mejor de lo mejorcito (risas). Mira yo sé que no es una obra maestra, no es lo máximo, pero yo creo en la perseverancia y la terquedad; no es solo perseguir tus sueños, porque los sueños son solo eso: sueños y jamás se van a cumplir. Pero metas, propósitos… eso es otra cosa. O sea sentarte y con hechos: Leer, escribir, esforzarte. Eso, para mí, es lo más importante.
Tambie te podria interesar:
Renato Amat y León S.
Periodista, escritor, fracasado... ¿Qué más puedo decir? No se si estoy despierto o tengo los ojos abiertos...
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


