Título: Soy puerto para el bien soy puerto para el mal.

Autor: José tola

Año: 2011

Editorial: Mesa Redonda

 

 

Como muchos estarán ya enterados José Tola es uno de los mejores artistas plásticos de américa latina podemos denotar en su pintura, escultura grabado y vitrales estragos de un monstruoso estilo donde reinan las pesadillas.

 

Este es mi primer acercamiento a la narrativa del autor del Ego Azul, gracias a un amigo que comparte algunos intereses y trastornos.

 

Para empezar debo decir que esta novela  sea probablemente una de las publicaciones más  interesantes dentro de la narrativa peruana en los últimos años, no obstante siento que es menester hacer una advertencia.

 

Básicamente es un sórdido relato íntimo (a veces en primera persona, a veces en tercera) de crímenes salvajes donde el protagonista que se ve a sí mismo como víctima actúa de victimario y donde reina lo grotesco.

 

Esta novela se presenta como una especie de diario personal del personaje principal, su estructura de lenguaje es bastante sencilla y por eso lo calificaría como una lectura ligera, fácil de entender para cualquier tipo de lector. Sin embargo el verdadero reto que presenta esta novela consiste en leerla hasta el final. Como dejo muy apropiadamente en claro Fernando Ampuero : “ este libro no es para sensibles”.

 

Leer esta novela, es adentrarse a la mente de un psicópata de momentos encantador capaz de poseer una sensibilidad sublime frente a los paisajes y lo estético, hedonista al mango. (casi hasta llegar a un punto en que yo lo considere patético) pero en la mayoría de ocasiones referidas a su interacción con sus semejantes (en particular mujeres, típico de un psicópata con ausencia o exceso de afecto materno) se devela como un asesino de lo más cruel y depravado.

 

Quizá esta novela resulte un manjar para psicólogos y morbosos, pero sin duda no es recomendable para personas espirituales, optimistas, moralistas enfáticos o con creencias religiosas arraigadas (especialmente estas últimas , ya que sé que llegaran hasta el final en busca de esa justicia divina que tanto tarda en llegar).

 

Soy puerto para el bien soy puerto para el mal te afectara como los síntomas de una fiebre que te deja en cama y te hecha a perder el fin de semana, se meterá en tus sueños, te llevara al punto exacto del origen de la repulsión en nuestra condición humana y de la perdida de fe.

 

Si te sucede como a mí, encontraras una especie de fascinación en los relatos de este libro hasta cierto punto, quizá por su naturaleza violenta o impredecible, al terminar cada párrafo un escalofrió recorrerá tu espina dorsal, un temor anticipado de lo que deparara en el siguiente párrafo, horror, impotencia y sadismo excesivamente gráfico.

 

Pero debo confesar también que llegado a un punto la línea de la trama y el desarrollo de la misma se vuelven un tanto predecibles y hasta resulta tedioso continuar.

 

Vale la pena resaltar que según mis propias conclusiones y análisis esta novela puede ser tomada como un vistazo a la naturaleza del ser carente de cognición moral y humanista; orientado en el segundo estado de un nivel premoral donde el sujeto guía sus actos en base del beneficio propio, la comodidad y el placer sexual. Un hedonismo ingenuo casi infantil que coexiste junto a un patrón de comportamientos violentos y sometedores por supuesto solo con personas que se encuentran en un estado de vulnerabilidad (conocidos que no sospechan, mujeres, ancianos) que le otorga a este psicópata ventaja y una sensación de victoria.

 

En conclusión este libro es una especie de tesoro único en su especie por su temática abordada muy crudamente y por su autor en sí.

 

Yo en lo personal  la calificaría como una interesante e impactante ficción decentemente estructurada pero que no reúne la cantidad de datos para que sea suficientemente verosímil.

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