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Ilustración: Bea Bastet

El más doloroso de los striptease

Soy alguien muy aburrido, mis pasatiempos son lentos, solitarios y silenciosos. Detesto bailar y aborrezco las discotecas, los conciertos o cualquier otro lugar donde la gente se aglomere y se frote contra mí. Me gusta conservar libre mi espacio personal y, a menos que seas alguien a quien le tengo muchísimo cariño o una chica guapa, detesto que me toquen.

Soy agnóstico pero me gustaría ser ateo. Odio a los curas y a los catequistas y estoy casi seguro, que ellos me odian a mí. Soy ingrato y egoísta, nunca actuó desinteresadamente ni me preocupo por el prójimo; siempre calculo y espero obtener un beneficio de cada una de mis acciones. Nunca pago mis deudas y cuando alguien es generoso conmigo lo interpreto como síntoma de debilidad y me aprovecho.

Una vez fingí tener Síndrome de Capgras para terminar con una enamorada.

Soy demasiado distraído y no le prestó atención a nada porque casi nada me interesa realmente. Sin embargo, también puedo ser obsesivo hasta lo insano y dedicarle cada segundo de mi tiempo a una sola actividad, aunque generalmente, luego de un periodo corto pierdo el interés y abandono todo; como un niño pequeño que desecha un juguete nuevo.

Me baño poco, solo cuando recibo visitas o necesito salir de casa y – por lo general -  nadie me visita y procuro no salir de casa a menos que sea absolutamente necesario. Antes no era así; era pulcro, cuidadoso y sociable; imagino que con el tiempo fui resignándome a la idea de que jamás alcanzaría el éxito y con la resignación perdí el interés por mi aspecto personal.

Tengo una obsesión psicosexual con Alan García y su baile del teteo.

 

Siempre siento calor, incluso en las madrugadas y cuando a todos los demás les hace frio. Sudo mucho y con mucha facilidad, lo que es desagradable para todos. Uso un bastón y finjo cojera cada vez que necesito ir al banco o transportarme en una combi. Lo hago para que la gente me ceda el asiento y evitar las colas; el mundo es amable con los lisiados, lo que es bueno si no estás realmente cojo y al salir del banco o bajar de la combi puedes volver a ser una persona normal.

Me gusta dormir mucho y hasta tarde, nunca me levanto antes del mediodía y si lo hago me la paso renegando por todo.  Alguna vez fui alcohólico y es solo cuestión de tiempo para que regresen las semanas repletas de borracheras y resacas que nunca se terminan, hasta dar lastima, hasta convertirme en piltrafa, en bulto, en los escombros de aquel hombre que quizá - con algo más de suerte - hubiera podido llegar a ser.

No soy constante, no soy disciplinado, no soy confiable y siempre que puedo le rehuyó a los esfuerzos.

Soy muy impulsivo y autodestructivo, completamente contradictorio; ególatra pero sin autoestima, culto pero idiota. Siempre tomo la peor decisión posible y me las ingenio – sin quererlo - para lastimarme y lastimar a las personas que me más me quieren.

Me duele sentirme solo pero no soporto compañía de nadie por demasiado tiempo. Las personas me irritan, casi todas me parecen estúpidas, predecibles o aburridas y aquellos a quienes encuentro fascinantes o virtuosos, por lo general, tienen el buen juicio de no querer ir conmigo ni a la esquina. 

Siempre estoy deprimido y siempre despierto con resaca, incluso cuando no he tomado nada el día anterior o hace varias semanas.

Soy testarudo y caprichosos. Siempre creo tener la razón y casi siempre la tengo lo que, además, me vuelve irritable.  Me intereso más por los personajes de los libro que leo o las películas que miro que por mis amigos o familiares cercanos. Soy muy desordenado; siempre lo fui pero ya no lucho contra ello, ahora me acomodo en el caos y lo acepto como parte de mi vida.

He abandonado la universidad tantas veces que cualquiera pensaría que intento batir un record. He perdido todas mis ambiciones, me conformo con poco y no le exijo mucho al destino. Soy una decepción para mi madre. El resto de la familia me trata como si fuera un loquito al que no hay que hacerle mucho caso. Me quieren o intentan quererme pero hace mucho que ya tiraron la toalla conmigo.

No me gusta la navidad: Los villancicos y las luces de los arboles me dan ganas de llorar a gritos. Sin embargo, disfruto de las galletas y el trago gratis en casa de mi abuela.   

 

Soy un pesimista militante, que detesta a los optimistas y se pasa la vida tratando de arrastrarlos por los caminos de la miseria, el sarcasmo y la acidez. Soy completamente amoral y libertino, siempre busco los excesos y creo que la gente mala es mucho más divertida e interesante que la buena.  

 

Le he sido infiel a casi todas las chicas con las que he salido, casi siempre con mujeres que, a su vez, le estaban siendo infiel a alguien; Encuentro un placer oscuro e indescifrable en estar con mujeres que tienen alguna otra relación.

 

Miento con descaro y facilidad, lo hago casi todo el tiempo y lo disfruto de un modo que roza lo patológico. Me masturbo más de lo que debería. Detesto a los animales, me da asco tocarlos y miedo que me ataquen. Me gusta comer carne y no siento ni siquiera un poco de remordimiento o pena por alimentarme de lo que otrora fueron tiernísimos seres vivos.

Soy alguien triste, insoportable y melancólico, siempre me duele la espalda por lo que todo el tiempo estoy de mal humor.

Pero sobre todo soy un cobarde, un hombre frustrado y pusilánime que siempre se arrepentirá de no haberte podido decir cuánto te amaba, a tiempo, cuando mis palabras aun significaban algo en tus oídos. Me gusta pensar que si lo hubiera hecho, si te lo hubiese dicho, las cosas serían un poco diferentes; quizá no me odiaría tanto, no me lastimaría tanto, ni me culparía tanto por todo y está lista de defectos e infortunios podría ser otra cosa y no este striptease tan doloroso.

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